UNA PENA DE PENE
La noticia salta al papel impreso, de ahí a mis ojos, luego a esta columna y creo que al final a las pupilas de algunos lectores, amigos del cotilleo más allá de nuestras fronteras,
Una señora en la India corta el pene a un rondador constante y próximo.
Solo leerla y me da un no sé qué en las piernas.
La noticia creía yo que era fruto de la broma de los Santos Inocentes, pero no, la he contrastado – aclaro que no he ido a la India, aunque me gustaría porque según un hijo mío que ha estado “tiene un olor especial”, como Sevilla aunque los andaluces sevillanos hablan de un “color especial” – el caso es que lo he contrastado en días posteriores en otros diarios además de este “mío”.
Parece verdad…vaya usted a saber si es una noticia “fake”- falsa
O sea que el indio, al parecer, se ha quedado sin miembro. Una pena.
Veamos. La señora cortadora se sentía acosada por las miradas constantes, el piropeo y hasta la proposición “indecente” de mantener sexo. Él unos 27 años, ella unos 45.
Ella se lo cuenta a su marido, diciéndole que un vecino está enamorado de ella y él marido entra en bronca con su mujer. A lo mejor digo yo que el marido pensó que eso era para encelarle y lo que sucedió es que se mosqueó.
Nunca se sabe entre los matrimonios lo que puede pasar. Ya se sabe que “entre santa y santo paredes de cal y canto”
Ella ,mujer de recursos, se dijo que la cosa no iba a quedar así. Debía tener testosterona en cantidades abundantes y se puso de acuerdo con un par de amigos y citó al acosador en un lugar adecuado.
El acosador acudió y maldita cita porque allí se encontró con la dama que en vez de bailar en plan Boli Wood le atacó en plena situación preamorosa y allí se consumó el hecho.
El indio sangrando, la policía acudiendo y recogiendo las partes íntimas.
Desconozco si a estas alturas el acosador ha sido restituido en su pene perdido o si por el contrario ha quedado despenado para toda su vida amorosa.
Desconozco también si allí disponen de un doctor Cavadas restaurador.
Los movimientos feministas recorren el mundo a velocidad de bits y no descarto que pronto esa moda pueda implantarse como disciplina nacional.
Yo no he acosado nunca a nadie y ahora menos porque no hay tramo que cortar.
Recomiendo a los acosadores muy machos que cambien el sexo por crucigramas que son muy difíciles y a fuerza de pensar surge el estreñimiento y se van, dicen, las ganas de acosar a nadie.
Que ustedes lo pasen bien y se rían, si es posible, un poquito.